Mi lengua materna es el catalán. No puedo hacer más. Nací aquí, así que mis palabras y pensamientos - siempre según Saussure - brotan en este idioma. Esto deberían aprenderlo los que legislan, presentan recursos y hablan sin parar en canales de televisión fascistas. No os imagináis lo importante que es para mí y para todas las personas que conozco, hablar, expresarse y sentir en el idioma que nuestros padres nos enseñaron desde la cuna. No podemos hacer otra cosa que seguir por esta senda, así que... irrespetuosos del mundo - en general - : no tenéis nada que hacer. Somos libres.
Por otra parte, he de decir que estoy apunto de licenciarme en Filología Hispánica por la Universitat de Lleida y que desde hace cuatro años trabajo como redactora freelance. ¿Problemas? Muchísimos. Las interferencias idiomáticas de las personas que vivimos en un territorio bilingüe son infinitas, de manera que redactar correctamente sin estos pequeños resbalones - irremediables, por otra parte - se ha convertido para mí en una auténtica obsesión.
El Club de la Lucha, mi antiguo blog, ya no tiene sentido para mí. La vigencia de la Lucha sigue siendo un estandarte, pero ahora quiero explorar otros caminos. Quizá más agradecidos. En el Léxico encontrado quiero vaciar las nuevas palabras que iré encontrando en los textos... algo que tal vez pueda nutrirnos a todos - y a diario-, además de funcionar como fondo público para entrar en las profundidades del español en lo que será una aventura apasionante. Sin complejos y sin miedo a equivocarse.